martes, 28 de julio de 2009

LA TRASHUMANCIA




























LA TRASHUMANCIA


La trashumancia era el desplazamiento estacional del ganado ovino, como forma de práctica ganadera, entre las zonas con mejores pastos en las épocas calurosas y las de las frías. Este modelo ganadero influyó decisivamente en el modo de vida de los afectados dicha trashumancia en Castilla. Comenzó y se prolongó en el tiempo porque parece ser que los largos y duros viajes mejoraban la lana que se obtenía de las ovejas.

Esos viajes entre los pastos de invierno hacia los de verano y viceversa, se hacían por las cañadas reales además de otros caminos secundarios, los cordeles. No solo éstos eran los caminos secundarios, sino que para recoger y distribuir el ganado por puertos y dehesas estaban también las veredas. Para distinguirlos se tenía en cuenta el ancho de los mismos: el cordel medía la mitad que la cañada, 45 varas ó 37,61 metros. La vereda, la mitad que el cordel, es decir, 18,5 metros.

Para la mayoría de los autores había cuatro grandes cañadas: Leonesa, Soriana, Segoviana y de Cuenca (manchega), aunque algunos hayan mencionado que doce. Lo cierto es que los ganados recorrían largas distancias así, por ejemplo, de las reses que pastaban en verano en lugares como las montañas leonesas, estaban distintas procedencias, segoviana y alrededores pero a partir del siglo XVII aumentó también la presencia de ganados llegados desde la submeseta sur. Previamente habían pasado algunos meses en algún lugar de las sierras segovianas o abulenses, donde se practicaba el esquileo.

Los ganados de las comarcas serranas de Soria y Cameros eran llevados en verano a los ámbitos jurisdiccionales donde estaban avecinados los señores. Mientras, los ganaderos de la cuadrilla de Segovia viajaban en verano a un destino más cercano, a las comarcas serranas de la Cordillera Central. Por último, el partido de Cuenca pastaba en verano en la sierra conquense y en invierno en el Campo de Calatrava.

Debemos señalar que las cañadas iban más allá de las fronteras castellanas, por ejemplo se extendían a Portugal. No obstante previo a su paso hacia la zona vecina, se debía registrar el número de reses y hacer el recuento a la vuelta.

El punto de partida de la temporada trashumante es el anteriormente citado esquileo. Segovia era un lugar preferente para ello, sobre todo para los ganaderos de tierras llanas como Madrid, de modo que acabó convirtiéndose en uno de los principales mercados laneros de Castilla, siendo además de los de mayor calidad. Otros ganados eran esquilados en las zonas en las que pastaban en verano y donde por lo general tenían sus dueños fijada la vecindad. Ésto sucedía con los ganados que pastaban en las sierras de Cameros, Soria, Molina y Cuenca, que pertenecían a las cuadrillas leonesa, Soriana y conquense. Normalmente se las esquilaba en junio, por lo que tenían que hacer todo el recorrido con la lana encima.

Otro de los momentos destacados era el apareamiento. Éste se realizaba a partir de la noche de San Juan (24 de junio) y así tras los cinco meses de gestación de las ovejas, éstas parían a finales de otoño en las dehesas del sur, de modo que las hembras engordaban antes del desplazamiento y descansaban del viaje las semanas previas al parto.

Los rebaños eran mantenidos en los pastos de verano hasta finales de septiembre, pues debido a las lluvias de otoño, iba creciendo el pasto por las tierras que atravesaban hasta el destino de invierno y así se hacía más ligero el viaje.

Cuando nacían los corderos se hacía una selección en la que permanecían en el rebaño las hembras y los que producirían mejor lana. A los sobrevivientes se les daba más y mejor pasto para que estuviesen fuertes a finales de la primavera cuando comenzase su viaje a las sierras septentrionales. También se desechaba los carneros que por su edad era necesario, para consumo cárnico, pues en aquella época se consumía carnero, no cordero como ahora.

En el sur de Castilla, en las zonas limítrofes con los musulmanes, los rebaños eran abundantes y en parte propiedad de órdenes militares. La facilidad para trasladar una majada en caso de ataque musulmán, hacía que la existencia de esos rebaños fuese viable. Además éstos eran de los que eran llevados a las sierras del norte castellano para invernar.

Era la raza merina la que formaba la Mesta y la reina de los puertos leoneses. La aborigen era la churra, cuyo vellón era bermejo, pero ésta permaneció solo en rebaños estantes. Probablemente la merina hizo su presencia desde el siglo XII, y parece que fue regalo de los moros, su origen estaba en la zona del Atlas africano. El nombre guarda relación con la tribu de los Beni-merines, que llegaron con los almohades en el citado siglo XII; incluso muchos palabras del léxico pastoril provienen del árabe, como cabaña o zagal. La raza merina obtuvo éxito internacional por la calidad de su lana.

Mucho de lo que conocemos de la trashumancia nos ha llegado por vía oral, de generación en generación desde entonces, y por la tradición local, además de por la documentación. Aún hoy se sigue practicando la trashumancia entre las zonas serranas y las de la “Extremadura”, aunque no sea aplicable exclusivamente para el ganado ovino, sino también el bovino, eso sí, siendo éste transportado en camiones y no prolongándose durante meses circulando por caminos. Por lo que, de aquella anterior trashumancia, nos quedan las fiestas y los actos destacados, y es que muchas de los festejos que hoy disfrutamos en los pueblos castellanos, se remontan la época medieval. Cuando llegaban los rebaños a las sierras, se celebraban bailes y fiestas familiares, con comidas y cánticos.

jueves, 23 de julio de 2009

LA MESTA, LO QUE FUE, SU FUNCIONAMIENTO Y ORGANIZACIÓN 2/2


LA MESTA, LO QUE FUE, SU FUNCIONAMIENTO Y ORGANIZACIÓN 2/2


Debemos distinguir entre los serranos y los riberiegos. Por serranos se consideraban a los ganaderos de las sierras, los cuales disfrutaban del derecho de voz y voto en las asambleas y que además tenían la posibilidad de tener oficios dentro de la asociación. Por otro lado, riberiegos eran los señores de ganados residentes en el resto de las comarcas castellanas, las denominadas tierras llanas. Éstos no tenían ni voz ni voto en las asambleas, ni opción a desempeñar oficio. No se tenía en cuenta si poseían ganado trashumante, por lo que debían abonar el impuesto de servicio y mantenimiento o montazgo.

En cuanto a éste apunte último, los vecinos de Madrid especialmente, sí que llegaron a tener después mayor capacidad en la toma de decisiones como propietarios de grandes extensiones de tierras llanas. Éste hecho ocurrió tras la modificación institucional de funcionamiento, sobre todo entre los siglos XVIII y principios del XIX.

El mencionado funcionamiento institucional, agrupaba a los ganaderos trashumantes serranos en cuadrillas, que a su vez se agrupaban luego en cuatro grandes partidos, también con el nombre de cuadrillas. Los nombres de los cuatro partidos estaban definidos por una zona geográfica o una ciudad significativa: Soria, Segovia, León y Cuenca.

León estaba formado mayoritariamente por vecinos serranos de la actual Comunidad Autónoma de La Rioja y Burgos, aunque también estaban León y Zamora.

Extenso sector del obispado de Sigüenza, el que abarcaba las Tierras de Medinaceli y Molina, el territorio del obispado conquense, las comarcas de Ciudad Real y Campo de Calatrava, constituían el partido de Cuenca.

Soria estaba integrado por la diócesis de Osma y los enclaves castellanos de la Tarazona.

Por último, Segovia era constituido con las zonas de la diócesis de Segovia y Ávila, el Valle del Lozoya y el Real de Manzanares.

Con anterioridad habíamos mencionado a los alcaldes entregadores, pues bien, además de lo indicado, éstos no estaban subordinados a la Mesta, pero su figura hacía que ésta le tuviese como enlace con el resto de la sociedad afectada por la ganadería. Por otro lado estaban los alcaldes de cuadrilla, los cuales eran votados en asamblea y se encargaban de juzgar pleitos de pastores y del resto de litigios de los asuntos pecuarios, también eran los encargados de hacer cumplir las leyes de la Mesta y guardar y custodiar el ganado descarriado.

Los abogados defensores de los intereses ganaderos eran los procesadores de corte y chancillería. También había de dehesa para los arriendos de pastizales y de puentes, situados en ciertos puntos de las cañadas: contaban el número de reses para cobrar el montazgo y los impuestos.

Con la llegada de los Reyes Católicos surgió otra figura, el presidente de la Mesta, añadida por ellos para reforzar la relación y control de la Corona sobre los ganaderos. Su función era presidir y atender las quejas presentadas contra los alcaldes entregadores y otros oficiales mesteños.

En cuanto al comercio de la lana que de la labor ganadera ovina se originó y que en el siguiente apartado sobre la trashumancia comentaremos, la Mesta no intervino directamente, en cambio lo fomentaba, así como la posesión de rebaños.

El final del Honrado Concejo empezó a través de una Real Orden de 31 de enero de 1836, con la que se cambió el nombre de Honrado Concejo de la Mesta por Asociación General de Ganaderos, quedándose sin competencias judiciales. Poco después se anularían también sus privilegios y llegaría su desaparición, en cambio, en aquella época la trashumancia era escasa y por tanto no causó muchos problemas en la economía general.

sábado, 18 de julio de 2009

LA MESTA: FUNCIONAMIENTO, TRASHUMANCIA, PASTORES.


LA MESTA, LO QUE FUE, SU FUNCIONAMIENTO Y ORGANIZACIÓN

(1/2)


En numerosas ocasiones hemos oído la palabra “cañada” y hemos paseado por senderos cuyo origen desconocemos. Esos caminos se remontan a la historia castellana medieval, y su protagonismo fue tal que gracias a ellos se desarrolló uno de los sectores que hoy está en declive y casi en desaparición, pero que antaño formó parte de los pilares de nuestra economía. Las cañadas eran las vías pecuarias de la práctica ganadera denominada trashumancia, la cual más adelante desarrollaremos y que era la base fundamental de la creación de la Mesta.

El origen de la palabra Mesta no es exacto, pero parece que proviene del adjetivo mixto, el cual significaba confundido o mezclado, debido a la mezcolanza de cabezas descarriadas con las de dueño conocido. Aunque también podría venir del vocablo bereber mechta, majadas invernales de los ovinos.

Lo cierto es que la Mesta fue una institución castellana de influencia decisiva para la evolución económica de Castilla, formada por una asociación de personas con un perfil socioeconómico muy variado y que acabó siendo suprimida por los primeros gobiernos liberales a comienzos del siglo XIX, cuando las explotaciones ganaderas habían dejado de ser rentables para el nuevo sistema de producción y modelo social.

Esa asociación formaba un gremio con un elevado número de miembros, los cuales estaban dispersos geográficamente, siendo Castilla la parte hegemónica en cantidad, y donde sus oficiales llegaron incluso a ejercer jurisdicción legal.

No sabemos la fecha exacta de su creación aunque su existencia se remontó con anterioridad a la década de 1270, y desconocemos si sus incipientes asociaciones se llevaron a cabo por iniciativa regia o como acuerdo entre ganaderos. Probablemente las pequeñas mestas locales que existían ya en la Alta Edad Media entre los pastores de las majadas leonesas y castellanas, como producto de su asociación ante problemas derivados de su profesión, para reforzar sus fueros y hacerse cargo de las reses desmandadas dándolas dueño, dio lugar al Honrado Concejo de la Mesta.

La principal función de este Honrado Concejo de la Mesta de Pastores era velar por el cumplimiento de los fueros y disposiciones que regulaban la propiedad y la marca de los ganados, asignación de los descarriados que se denominaban mesteños o mostrencos. La Mesta defendía los derechos de la Hermandad, aseguraba los caminos de la trashumancia y organizaba la vida de las cabañas. El Concejo evolucionó hasta un punto en el que quiso reunir a todos los pastores de Castilla poseedores de los rebaños que conformaban la cabaña real, recibiendo él el impuesto correspondiente: servicio de ganados. Por tanto, si en un principio, consistía simplemente en la agrupación de pastores trashumantes de las comarcas septentrionales serranas de Castilla, con el tiempo quiso tener a la vez, jurisdicción sobre todos los aspectos relacionados con la ganadería castellana, la ya dicha cabaña real.

Como hemos mencionado con anterioridad, para otros autores fue a través de los mismos pastores como se creó la Mesta, asociándose éstos para la defensa de sus intereses. Y de este modo, la monarquía solo tuvo que dotarla de legalidad, pues ya anteriormente se empezó a gestar. Así fue el monarca Alfonso X, el personaje decisivo para su consolidación. Formada como institución con jurisdicción privilegiada, uno de tales privilegios que él le concedió en 1273 fue el hecho de que todas las decisiones que se aprobaran en las asambleas anuales del Honrado Concejo, tuviesen refrendo regio y fuesen obligatorias para los hermanos de la Mesta y para los que estuviesen también afectados por dichas decisiones. Fueron los alcaldes entregadores (cargos nombrados directamente por el rey), los que se encargarían de hacer cumplir las disposiciones asamblearias.
Acabamos de nombrar el término hermanos, pues bien, si en un principio solo eran considerados como hermanos de la Mesta los propietarios de ganado trashumante, principalmente nobleza, ricos monasterios y humildes pastores con rebaños familiares, todos pagando el servicio y montazgo, también lo fueron los ganaderos estantes, aunque con carácter forzoso. Destacaremos que, en principio, ley era igual para todos, en democracia y sin discriminación por cuestión de sexo o prepotencia económica.