jueves, 21 de febrero de 2008

Siglo XIX



El Siglo XIX , es un año fuerte para el feminismo, ya que en Francia se comenzaba a desarrollar el movimiento y se empezaba a plantear temas como la libertad sexual o el control de la natalidad. Dicho siglo es considerado como la fecha donde nació el movimiento feminista, ya que con la industrialización , las ideas del romanticismo y las condiciones laborales la gente comenzó a percibir que la mujer era oprimida en una sociedad machista y que contaba con menos derechos y más obligaciones que los hombres.

En Castilla el movimiento social tuvo una menor envergadura que en el resto del continente ya que había una sociedad arcaica , agrícola , donde había una fuerte dominación del hombre sobre la mujer y una fortísima influencia que tenía el ejército y la iglesia Católica sobre la sociedad, los cuales siempre han discriminado a la misma como ser inferior al hombre, por lo que el movimiento fue algo minoritario y siempre estuvo más centrado en reivindicaciones de tipo social , como el derecho a la educación o el derecho al trabajo, que en demandas de igualdad política, y nunca adoptó la acción directa de la violencia como estrategia de combate ni alcanzó un grado destacado de militancia.

El sistema de dominación era muy jerárquico y actuaba en dos niveles durante esta fecha , uno mediante la opresión del estado machista y otra a través de la opresión que hacia la sociedad sobre la mujer.

La opresión estatal sobre la mujer se basaba en normas como el Código Civil (1889) o el Penal 1870 o el del comercio 1885.


Código de Comercio.
En la cual se pueden ver que la mujer casada no podía tener ninguna autonomía personal o laboral ya que siempre debería hacer lo que le marcaba su marido y nunca podía ser dueña de sus ingresos económicos que generaba su propio trabajo.

Código Civil
Así, el artículo 57 establece que "el marido debe proteger a la mujer, y ésta obedecer al marido"; el 58 que "la mujer está obligada a seguir a su marido dondequiera que fije su residencia"; el 59 que el marido era el administrador de los bienes del matrimonio y el 60 que el marido era también el representante de la mujer y ésta no podía, sin su presencia, comparecer a juicio. Si comparamos esta situación con los logros que poco a poco se iban obteniendo en Inglaterra, Francia o los Estados Unidos, la desigualdad jurídica de la mujer en el Estado español, en el último tercio del siglo XIX, es aún mucho más evidente.

El Código penal
Establecía que si el marido asesinaba o agredía a la esposa adúltera o al amante de ésta al ser sorprendidos , sólo sería castigado con el destierro durante un corto espacio de tiempo, pero en cambio las mujeres en la misma situación era condenadas a prisión perpetua.

Luego en el matrimonio la mujer tenía la obligación de obedecer al marido . La falta de obediencia por parte de la esposa podía ser castigada por la autoridad, al igual que las desavenencias y los escándalos en los matrimonios. En cambio, el marido para llegar a ser castigado por la autoridad debía maltratarla .


La opresión social del dominio de genero

Había distintas opresiones sociales sobre las mujeres , las más características eran

1º La sociedad no aceptaba a mujeres solteras y eso que eran mayoría ,a casadas o a viudas ,y ser mujer y soltera era un gran condicionante porque la sociedad lo veía como un problema, ya que la mujer solamente podía ser esposa y madre ya que se basaban en la idea de la “domesticidad de la mujer” y en “cuidadora de hijos” que establecía los principales arquetipos femeninos de “ángel del hogar” .
2º Otra discriminación social era que la mayoría de la sociedad pensaba que la mujer era claramente inferior al hombre dada su naturaleza, es decir , la mujer les sugería mas bien una idea de debilidad y por ello ya no es considerada en ningún aspecto igual que el hombre. Por ejemplo, en cuanto a la educación que se las enseñaba con miras al mantenimiento del hogar , el cuidado de los hijos y la atención de sus esposos. , aunque era un tema bastante discutido en la sociedad que llega a ser recogido incluso por filósofos, médicos y moralistas para su estudio. Y había científicos que pensaban que las mujeres eran seres racionales pero que aun así no deberían realizar trabajos que les impidiera dedicarse en mayor medida a su familia.



3º Otra forma de la discriminación eran los refranes en lengua castellana que había y que hay actualmente , algunos ejemplos recogidos en esta fecha por el diccionario de la lengua de ese siglo serían:


-A la mujer brava dale la soga larga.
-A la mujer casada el marido le basta.
-A la mujer y a la viña el hombre la hace garrida.
-La mujer algarera nunca hace larga tela.
-La mujer artera el marido por la delantera.
-La mujer casada en el monte es albergada.

-La mujer del ciego, ¿para quién se afeita?

-La mujer honrada la pierna quebrada y en casa.

miércoles, 13 de febrero de 2008

CLARA DEL REY Y MANUELA MALASAÑA


En los comienzos del siglo XIX , Castilla es invadida por las tropas napoleónicas , es aquí cuando en los levantamientos populares de toda nuestra geografía toma una gran importancia el papel de la mujer, ya que era una más contra las tropas francesas colaborando en los levantamientos o tirando aceite hirviendo al ejercito invasor desde las ventanas.

De estos levantamientos se podrían citar muchas mujeres castellanas que anónimamente combatieron y murieron por combatir contra el imperialismo napoleónico , pero hay dos mujeres castellanas que han sido especialmente recordadas como son el caso de Clara del Rey y Manuela Malasaña.

Clara del rey fue una heroína madrileña muerta durante los sucesos del 2 de mayo en el parque de artillería de Monteleón en el cual estuvo animando y ayudando a los defensores junto a su marido y sus tres hijos, EN el que murió en los enfrentamientos por metralla de una bala de cañón junto a uno de sus hijos y su marido.

Manuela Malasaña: era una joven que participo también en los hechos del 2 de Mayo y en el parque de artillería de Monteleón y que fue hecha prisionera por llevar un arma , esta arma se trataba de unas tijeras , ya que ella era bordadora y los soldados franceses decidieron ejecutarla por llevar dicha arma , aunque también hay versiones que sostienen que fue ejecutada por haber rechazado tener relaciones antes con un soldado francés, y las tijeras fueron solamente un excusa por el soldado , el caso es que Manuela Malasaña fue otra víctima femenina del imperialismo al cual se enfrentó y el hecho de morir tan joven y entregando su vida a la causa de la libertad hizo que se creara en torno a su memoria una gran leyenda de heroína. Madrid dedicó a su memoria un barrio: el barrio de Malasaña.y en Móstoles le dedicaron tiempo después una calle y una estación de metro.

miércoles, 6 de febrero de 2008

LA MUJER MADRILEÑA EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX.

Tras haber explicado el protagonismo, de una forma u otra, en la iconografía del los siglos XVI y XVII vamos a hacer una exposición de la situación de la mujer en la élite madrileña, entre 1750 y 1850. Como veremos a continuación los posibles cambios experimentados en la vida social y privada de la mujer, fueron significativos en las clases medias y altas, pues eran las que tenían acceso a un potencial cambio en el desarrollo de su vida, ya que las clases obreras no tenían si quiera opción a un tipo de ocio que para la mujer de ésta época empezó a surgir.

En los cambios sociales y jurídicos que empiezan a surgir desde la segunda mitad del S.XVIII, aparte de las luchas de clases, hay que hablar de las diferencias de género. La mujer, a pesar de apoyar desde la esfera privada, e incluso la pública, los impulsos de la revolución política, quedó sin embargo marginada de sus beneficios jurídicos y apenas cambió su posición como agente social.

El papel de la mujer en la familia, la economía y en las relaciones sociales se refuerza la impresión de continuidad histórica y no de alteración revolunionaria. Hay una mejora para la posición social de las mujeres de las clases acomodadas en el SXVIII, pero como veremos después en el siglo siguiente se produce un retroceso hacia formas mas tradicionales.

La mujer en el siglo SXVIII va a tener mas presencia en la esfera pública y más permisividad en los espacios de privacidad. En diversos textos actuales se comenta como la mujer empezaba a adquirir una cierta independencia, y este hecho dio lugar a toda una inconografía que la ridiculizaba, tratando de demostrar que la sociedad de la época no estaba preparada para el cambio.

Los planteamientos que permitían entrar a las mujeres en, por ejemplo, la Sociedad Matritense, eran conservadores pero suponía un avance, pues ya no estaban “reunidas sólo en el convento”. La Ilustración quería un civismo promocionado por la convivencia y orden social dirigido a ambos sexos, causa de ello fue la formación de la Junta de Damas de Honor y Mérito de la Matritense, la primera institución netamente femenina para la promoción de la educación que surge al margen de la Iglesia.

En el libro de Carmen Martín Gaite sobre “usos amorosos” en el SXVIII, se comenta como hay una atmósfera de mayor permisividad en algunos niveles de la esfera privada. Esta apertura de las costumbres tradicionales se dejó sentir exclusivamente por una minoría de mujeres de las clases mas acomodadas, eso ya es un avance en el proceso de integración social de la mujer. Haciendo alusión al cortejo, esta autora nos explica que era considerado como una respuesta por parte de las mujeres al aislamiento a que eran sometidas por sus maridos.

El cortejo es un cambio cultural, implica más consumo, más importancia a la moda, pero también más dispendio, opuesto al modelo de “La Perfecta Casada” con su austeridad y ahorro económico. Surgen nuevos peinados, apertura en los escotes, recorte de faldas, calzado más delicado, medias coloridas,..., en resumen, más liberación frente al oscurantismo e inmovilidad. Las mujeres de las clases medias y altas eran promotoras de salones, anfitrionas en visitas, tertulias y saraos, y podían hacer este tipo de vida social sin su marido, con el cortejo, eso sí, sólo las más afortunadas.

Frente a todo este nuevo estilo de vida de la mujer siempre se encontraban las posturas más tradicionalistas que se encargaban de ofrecerlas burlas en poemas, canciones..., y así llegamos hasta el siglo XIX, un siglo de reformas y revoluciones en el que a las mujeres se las terminó su anterior ocasión. Con pequeñísimas excepciones en la guerra contra los franceses, la mujer quedó relegada de la vida pública. Aquí no hubo declaraciones de los derechos de la mujer como sucedió con la presentada por la francesa Olimpia Gouges.

El liberalismo, al igual que sucedía en estados europeos, continuó relegando a la mujer en materia de derechos políticos y jurídicos, subyugada a la autoridad masculina del padre y, sobre todo, del marido. La tendencia fue a favorecer de nuevo el recogimiento de la mujer en el hogar y la familia, se la asocia con una buena madre y una esposa modélica, con superioridad moral y absoluta falta de apetencia sexual. En esta cultura tradicional, la familia de carácter patriarcal y estructura extensa constituía una pieza central que garantizaba la reproducción social y, por consiguiente, la dominación. Si por algo se caracterizó este modelo familiar fue precisamente por la estricta manera en la que delimitó las funciones productiva y reproductiva de cada sexo y por la barrera que estableció en las relaciones entre ambos.

Uno de los ejemplos que hacen referencia a la posición de la mujer dentro de lo que se podría llamar grupos dominantes de la sociedad madrileña en la época de la revolución liberal, aquellos que controlaron los resortes del poder social, económico y que promocionaron el nuevo sistema político, una parte de la aristocracia tradicional comprometida con el liberalismo y el conglomerado de terratenientes, burócratas, banqueros y comerciantes, la mayor parte procedentes de la hidalguía provincial, que los historiadores tradicionalmente ha etiquetado con el nombre de burguesía. Nos referimos a los comerciantes.

En el sector del comercio, vemos como Mesonero Romanos nos explica asombrado como a diferencia de lo que contempló en París o Bilbao, las mujeres madrileñas tenían un papel completamente diferente. Mientras en las otras ciudades mencionadas, en las tiendas se podía ser atendido por mujeres sin ningún pudor ni impedimento para hacer uso de una forma dulce de hablar si se quería o de mostrar amabilidad, en Madrid no se deseaba tenerlas en los comercios como compañeras de trabajo. Paradójicamente, muchos de los comercios tenían nombres relacionados con mujeres, como puede ser... “Viudo de...” y es que en la ciudad de Madrid los matrimonios de conveniencia entre familias comerciantes eran habituales como garantía de continuidad.

martes, 5 de febrero de 2008

RENACIMIENTO: LA MUJER EN LA PINTURA


En la iconografía de la pintura del Renacimiento se observa comúnmente los retratos de diosas, ninfas y doncellas como alegorías de lo divino y del poder universal. Es el empleo que del ser femenino, de su singularidad, se usa en la pintura de dicha época sin analizar la severa mirada de la Iglesia.

Y es que, en este periodo vamos a encontrar también textos alusivos al cuerpo de la mujer, un cuerpo que fisiológicamente se entiende como inferior al del hombre y al que hay que educar y que por ello debe existir una guía para su apariencia, vestimenta..., pues por ejemplo, los polvos, perfumes, etc, son vistos desde la Iglesia como signo de vanidad y lujuria, ante lo cual se requiere siempre discreción. En este contexto que se observa, de rechazo al cuerpo, de su estética y belleza, la pintura, testimonialmente, acusa las tensiones y ambigüedades del discurso ideológico de la Castilla moderna.

El hecho de los retratos femeninos ya sea como diosas u otro tipo de seres divinos, como preciosas doncellas, etc, surge de la inspiración italiana. En cambio este tipo de vista hacia la mujer es, como se ha comentado anteriormente, rechazado por parte de la Iglesia que sólo propaga la idea de la mujer como el reflejo de “Eva Pecadora”. Así vemos como se adquieren en esa época, en el Siglo de Oro, las vinculaciones de las mujeres con la vida cristiana, mostrándolas como ejemplos a seguir, dibujando a santas, célebres mujeres católicas, monarcas cristianas, La Virgen María,... que sirvan de ejemplo ilustrativo.