miércoles, 19 de noviembre de 2008

Manifestación: Miles de voces, ¡una misma lucha! Madrid contra el fascismo.


EL CAPITALISMO NO SE REFUNDA, SE DESTRUYE
Sábado 22 de noviembre de 2008 18:00h. Atocha-Legazpi
Convoca: Coordinadora Antifascista de Madrid

MILES DE VOCES, ¡UNA MISMA LUCHA! MADRID CONTRA EL FASCISMO

Este 20N hay más razones que nunca para salir a la calle. Hace 33 años que murió el dictador fascista Francisco Franco, pero en Madrid y en general en el Estado español se respira un aire que recuerda mucho a aquellos tiempos.

Las dificultades económicas y laborales se extienden entre la juventud y las familias trabajadoras. Los Expedientes de Regulación de Empleo (EREs) y las noticias de miles de despidos están sacudiendo a la población, mientras grandes empresas echan el cierre para trasladar su producción a países donde la mano de obra sea más esclava aún. Es el caso de Nissan, una multinacional que siempre ha tenido beneficios y que ha recibido subvenciones de las administraciones por valor de decenas de millones de euros desde 2005. Ahora quiere acabar con 1.680 puestos de trabajo y provoca 4.000 despidos en las auxiliares. Procesos similares están sufriendo empresas multinacionales como Frigo, Simon, FASA-Renault o T-Systems (Deutsche Telekom). Por su parte, Telefónica es un buen ejemplo de que las empresas ejercerán la represión contra aquellos sindicalistas honrados que estén al lado de los trabajadores defendiendo sus reivindicaciones.

El paro galopante, que ya se acerca a las 3 millones de personas, nos recuerda que la renta básica es uno más de los derechos elementales a los que debería tener acceso cualquier trabajador o trabajadora. Sin embargo, el Gobierno no hace uso de las arcas públicas para respaldar a los y las trabajadoras de la crisis sino para garantizar el bienestar de sus amos, los grandes empresarios y banqueros. Por eso no destina fondos para evitar los despidos y mantener la producción, tampoco para que exista ningún tipo de subsidio de paro indefinido, sino para que los bancos salgan más ricos que antes de una crisis que ellos mismos han creado con su desaforada ansia de beneficios.

La privatización de la sanidad, la educación y el Plan Bolonia no son problemas aislados. Las consecuencias de esta crisis nos afectan a todos y a todas, por eso están saliendo a la calle estudiantes, maestras, médicos, vecinas... son respuestas organizadas ante esta ofensiva privatizadora que no es más que un claro ejemplo de una huida hacía adelante para intentar salvar la crisis. Ahora que la burbuja inmobiliaria ha estallado buscan otros bienes de primera necesidad con los que especular y de donde obtener beneficios, convirtiendo en negocio la sanidad, la educación, los equipamientos públicos... Además, esta situación, genera un caldo de cultivo de precariedad en la vida de los barrios y las familias obreras, así como un ambiente adecuado para la conflictividad social, que junto con la impunidad con la que actúan los grupos fascistas y la exagerada propaganda españolista se traduce en una descarada insinuación al enfrentamiento entre clase obrera nativa y extranjera. Peleándonos por las migajas y, de nuevo, desviando la atención del problema. Madrid además, les está sirviendo para experimentar estas medidas privatizadoras “anti-crisis” que ya se preparan en otros puntos del Estado.

Los países que forman el G-20 piensan que la mejor solución para resolver la crisis económica es que la paguemos nosotros, mientras ellos realizan cambios cosméticos para que en el fondo, en la esencia, no cambie nada. Hablan de reformar el sistema financiero, de refundar el capitalismo, y recomiendan, como siempre, disminuir los gastos sociales, liberalizar el despido, bajar los impuestos a los más ricos.

Por eso, aunque han pasado 33 años, cada vez es más evidente que, ante los mismos ataques, las necesidades sociales son las mismas. La necesidad de unificar las luchas, coordinar nuestras voces, golpear al sistema con la huelga general y plantear que el capitalismo no se refunda, se destruye. Pero no podemos hacerlo solos, separados unos de otros. Nuestra única posibilidad de avanzar en el camino de poner topes a la represión económica y construir conciencia revolucionaria es practicar la solidaridad, apoyar activamente las luchas obreras, estudiantiles y sociales. Practicar la acción colectiva.

Y en este camino es fundamental hacer frente al escuadrón de la muerte del capital: el fascismo.

No por casualidad este año la juventud antifascista está dando un paso al frente, conectando miles de voces, coordinando una misma lucha en muchas ciudades. Por eso una decena de Coordinadoras y Plataformas antifascistas de todo el Estado español salimos a la calle este 22 de noviembre con una misma voluntad: la de ser más y gritar más fuerte contra el fascismo.

El asesinato de Carlos Javier Palomino no ha caído en el olvido. Entre todas y todos hemos peleado para que la ultraderecha no pueda salir a la calle sin encontrarse con el desprecio popular, para contrarrestar la criminalización en los medios de comunicación convencionales, para denunciar la represión judicial y policial a las protestas antifascistas. En ningún caso vamos a permitir que un compañero sea asesinado gratuitamente. Y vamos a denunciar el papel y la responsabilidad de la Delegación del Gobierno durante este último año (legalizando unas movilizaciones y no otras, deslegalizaciones fuera de plazo...), y sobre todo la voluntad política que hay tras la criminalización de los medios de comunicación y la represión policial y judicial, ya que estos son instrumentos que emplean contra las organizaciones y los movimientos. Aunque digan tener autonomía, en la práctica no hay separación política-justicia, así como los medios de comunicación no son independientes. El coste para el Estado es que nos hemos unido y nos hemos organizado, más que nunca, para plantear que el mejor homenaje es continuar la lucha.

No hay comentarios: